AL ROJO VIVO
JESUS CHAVEZ JIMENEZ
UNIFORME A LA PATRIA
Mediodía paceño. Un incipiente frillito ventoso, que llegaba y chocaba con ese edificio, icono de los sudcalifornianos El Congreso y adentro se convertía en un suave y delicado calorcito. Un mediodía de honores, de solemnidad, de saludos, de encuentros. Y lo más concreto, la gratitud. Esta para la institución más sólida y permanente de los sudcalifornianos; El Glorioso Ejercito Mexicano. Todo empezó desde las once de la mañana, con el acomodo de invitados. Puntuales, los diputados Juan Alberto Valdivia y Omar Zavala. Ambos acompañados de sus señores padres. El general de mil batallas políticas, Jose Antonio Valdivia y Manuel Antonio Zavala. YAhí en las butacas traseras el ex líder magisterial Jorge Miguel Cota Katstestein, como en sus mejores tiempos, dando saludos a diestra y siniestra. En medio del salón, sobresalía la figura alta de Salvador Salgado, hombre de todas las confianzas del Ejecutivo, y corre y corre para todos lados, los anfitriones, Alfonso Gavito, Javier Bermúdez y Carmen Diestro, que con listas en mano acomodaban. Hombres de uniforme colocados estratégicamente. Y en lugares especiales militares de alto rango. Y en una sección especial quienes pertenecieron a las fuerzas armadas y ahora están en retiro. Sillas para la prensa. Y gafetes para todos. A las once y media, ya había lleno total. En primera fila el secretario Premier, José Antonio Ramírez vistiendo un traje azul de corte italiano y una camisa color perla. A unas cuantas sillas, otro secretario de prestigio Joel Ávila Aguilar, que con ojos escudriñadores no se perdía ningún detalle de esta ceremonia. Y esta arranca a las doce en punto cuando llega el general SecretarioSalvador Cienfuegos Zepeda. Soltó un vocerron; buenas tardes. Y seguido del gobernador Marcos Covarrubias. Un presídium de seis gentes y al centro, un general Vip, con una carrera militar formidable. Y un carisma a flor de labio. Desde arriba sonreía a la gente. Y poso sus ojos en el primer orador de la ya tarde, Omar Zavala, que con voz firme, clara y puntual, les dijo a los militares que…Continuara mañana.
SAUCEDO
Continuo hablando de Saucedo, quien sostenía que con firmeza de que el político debía servir, pero en serio. Y él lo hizo, generoso con todos. Cuando hablaba de su vida, le escuche decir sobre su perfil profesional; maestro, periodista, político, escritor. “Yo creo que he logrado conjugar las tres y no tengo, preferencias por ninguna, creo que el magisterio, me sirvió para llegar al periodismo, el periodismo para llegar a la política. La política para ingresar a la administración pública y todo ese conjunto de cosas me sirvió para incursionar en las letras. Chaparrito, delgado, en los últimos años, canoso, así era el maestro Saucedo. Fuimos vecinos, mucho tiempo. Y a las seis de la mañana, pasaba por mí para caminar. Y hacíamos del tiempo enseñanzas. Colaboré, con él en varias tareas gubernamentales. Y reconozco su capacidad para el mando. Pulcro, en el vestir, en el decir. Y entonado en el cantar. Con buen apetito y bueno para beber. Se bebía el tiempo con gran felicidad. ¿Enamorado? ¿Quién? no Y él no podía ser la excepción. No me quiero quedar con las ganas de dejarles aquí, unas palabras que me dijo antes de partir, sobre un tema que nos llega al corazón. El ser o no ser sudcaliforniano.
ESCOGER, VIVIR AQUI
Sobre el antecedente de quienes no nacimos aquí, primero, pienso como una vez dijo un señor Matteoti, ustedes nacieron aquí, pero nosotros escogimos vivir aquí. Con todas las cuestiones excelentes, con todas las cuestiones malas que tiene, con toda la filosofía que encierra estar en esta isla, pero también a los que llegamos acá, nos hizo superar varios obstáculos, de todo corte. Y convencimos a la gente de que si queremos a esta tierra. De que si queremos vivir aquí, nuestros hijos son de aquí, y yo creo que la Sudcalifornidad entendida en ese sentido, quizá una generación que llego y se estaciono aquí, pero nuestros hijos, quisiéramos que la entendieran, que ser Sudcaliforniano, ser universal, es estar en monterrey y seguir respirando el aire que corre por nuestros mares, ser Sudcaliforniano, es el hecho de no pensar que por haber nacido en otra tierra, te da derecho de arrebatar, y a perjudicar a más gente… Y mañana con el favor de Dios terminaremos la Crónica de los generales y comentare de la presentación del maravilloso libro de la señora Estela Beltrán… Hagan el bien y sean felices.
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